
Años atrás, escribí que el escritor político y satírico irlandés Jonathan Swift (1667 - 1745) resumía el arte de la mentira política como "el arte de hacer creer al pueblo falsedades saludables con vistas a un buen fin". Pero para conferir a la mentira política la dignidad que le corresponde en el firmamento de las Artes, debía ser elevada a la categoría de sistema. Propuso, entonces, crear una "sociedad de mentirosos" dedicada exclusivamente al engaño político. Para llevar a cabo tan ambicioso proyecto debían cumplirse determinadas condiciones: hay que poder contar, ante todo, con una masa de crédulos dispuestos a repetir, difundir, diseminar por doquier las falsas noticias que otros hayan inventado.
A su vez, el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define posverdad como “la distorsión deliberada de una realidad que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales”. El Cambridge Dictionary dice que la posverdad “está relacionada con una situación en la que las personas son más propensas a aceptar un argumento basado en sus emociones y creencias, en lugar de uno basado en hechos”. De manera muy similar, la posverdad para el English Oxford Living Dictionary “está relacionada o denota circunstancias en las que los hechos objetivos influyen menos en la formación de la opinión pública que aquellos que apelan a la emoción o la creencia personal”.
La posverdad en la era de Evo Morales y Luis Arce
Muchas son, ciertamente, las mentiras del régimen populista y autoritario al frente de Bolivia, pero hay una posverdad que está intentando ganar terreno en el ámbito de la opinión pública internacional y la educación formal. Me refiero, claro está, al absurdo estratagema de convertir el fraude electoral del 2019 en un "golpe de Estado"; que no es otra cosa que una elucubración mental carente ya de parangón histórico, si se revisa la abundante información de fuentes de información disponibles.
Así, la prensa "pro Evo Morales", en el ámbito internacional repite una y otra vez la gran mentira. Igualmente, como no podía ser de otra manera, la educación formal al servicio de esta sociedad de mentirosos, se ha dado a la tarea de difundir la posverdad.
Según los matutinos El Potosí y Correo del Sur, el Movimiento Al Socialismo (MAS) introdujo su visión partidaria en los contenidos de los textos escolares. Eso se ve con mayor claridad en el de Sexto de Secundaria, en el área de Ciencias Sociales, en el que se incorporó la visión del partido gobernante respecto a los sucesos de octubre y noviembre de 2019, con el rótulo de “golpe de Estado”. La "teoría masista" del “golpe de Estado” en 2019 está en las páginas 304 a 308 e incluye calificativos como “autoproclamada”, para referirse a Jeanine Añez, y los hechos de Sacaba y Senkata, pero no los de Vila Vila y Playa Verde, que afectaron a la caravana que se dirigía a La Paz exigiendo la renuncia de Morales.
La "justicia" al servicio del tirano
El MAS, como parte de la estructura de poder de La Habana y Caracas, y herederos todos ellos del Foro de Sao Paulo, utiliza a su antojo la "justicia". Los jueces se han convertido así en verdaderos verdugos al servicio del régimen, elevando la cifra a más de 200 presos políticos, y una innumerable cantidad de refugiados políticos que viven fuera de Bolivia.
La dictadura boliviana, tiene como característica una guerra de mediana intensidad contra el pueblo, desencadenando cada cierto tiempo una nueva oleada de presos políticos, exiliados, y en no pocos casos fallecidos.
La justicia en este país es inexistente...